En el corazón de Bruselas se encuentra una pequeña pero icónica estatua que ha cautivado la imaginación de los visitantes durante siglos. Conozca a Manneken Pis, una juguetona escultura de bronce que representa a un joven niño orinando en una fuente. Veamos de qué se trata este amado símbolo de Bruselas.
A lo largo de su historia llena de acontecimientos, el Manneken Pis ha sido objeto de numerosas leyendas y anécdotas, lo que ha contribuido a su misterio y encanto. Un cuento popular cuenta cómo durante una batalla decisiva en Ransbeke, el joven señor, que se cree que era el duque Godofredo III de Lovaina, orinó sobre las tropas enemigas, trayendo una suerte inesperada a su propio ejército y asegurando la victoria. Otra leyenda duradera sugiere que la estatua una vez salvó a Bruselas de un incendio devastador al apagar las llamas con su chorro de orina.
A pesar de su pequeño tamaño, el Manneken Pis se ha convertido en un símbolo resiliente del espíritu y la resistencia de Bruselas, sobreviviendo a intentos de robo y vandalismo a lo largo de los siglos. Hoy en día, sigue siendo uno de los monumentos más queridos de la ciudad, cautivando a los visitantes con su encanto juguetón y su rica historia.
Ubicación: Entre la rue de L’Étuve y la rue Chene, en el lado sur de la Grand Place.
A pesar de su pequeño tamaño, el Manneken Pis se ha convertido en un símbolo resiliente del espíritu y la resistencia de Bruselas, sobreviviendo a intentos de robo y vandalismo a lo largo de los siglos. Hoy en día, sigue siendo uno de los monumentos más queridos de la ciudad, cautivando a los visitantes con su encanto juguetón y su rica historia.
Ubicación: Entre la rue de L’Étuve y la rue Chene, en el lado sur de la Grand Place.